Árbol genealógico

Mi nombre es Iana Karina Rivera Jofré, nací en Santiago de Chile el año 1973. Siempre he sido una persona interesada en conocer mis orígenes, ya sea en cuanto a mis antepasados, sus vivencias y lugares en que han vivido; como en otros aspectos más internos, como es la formación de la personalidad o el sentido de la existencia.

Creo que mucho de los que somos hoy y de lo que hemos aprendido en la vida, proviene de lo que nuestro pasado nos ha enseñado o de lo que hemos heredado de nuestros antepasados. Las historias familiares se repiten, dicen.

No hay duda de que con cada nacimiento surge una persona única e irrepetible, sin embargo en el acto de darle un nombre* a este nuevo ser, los padres de alguna manera proyectan, otorgan o designan* como herencia, una carga familiar ya escrita en la vida de nuestros antepasados.

Como postula Alejandro Jodorowsky, es en el árbol genealógico donde se originan todos nuestros problemas y donde están todas nuestras riquezas. Trasladamos el inconsciente de nuestro árbol por generaciones y esto nos hace proyectar sobre los hijos lo que antes proyectaron en nosotros nuestros padres y a la vez sobre ellos nuestros abuelos. Así es como en el árbol familiar se repiten nombres, profesiones, ideas, circunstancias emocionales, enfermedades, muertes y nacimientos, como una forma de trascender más allá del tiempo nuestra identidad familiar.

En ese entonces, me llamaba mucho la atención mi nombre, que era tan extraño. Nadie lo entendía al escucharlo, y todos alguna vez me preguntaron qué significaba o de dónde provenía. En Chile nunca conocí otra «Iana«, eso me hacía sentir algo extraña o extranjera. Dicen que es el femenino de «Ian», que proviene de Juan. Investigando por internet, supe que es un nombre que abunda mucho en Rumania o Rusia. Pero ¿por qué me pusieron ese nombre?

Bueno, no existía ningún misterio especial: a mi madre le gustaba el nombre italiano «Gianna«, que lo vio en la telenovela «Muchacha italiana viene a casarse» en 1971 o 72. Y quiso simplificarlo. Pero mi mamá es descendiente de los Canobra Vásquez del sur de Chile, y revisando datos de mis antepasados, me di cuenta que había cierta tendencia hacia la creatividad  en los nombres de esta familia.

Mi madre Jimena (como la doña Jimena del Cid), mi tía Jenia, otra tía Jaxna que falleció siendo pequeña. Mi abuela materna y sus hermanas tienen nombres de musas o de personajes literarios: Polimnia Julieta, Orfa, Celfa, Urania. Algunos varones con nombres como Julián, Bruno, Alvaro Nemrod, Narcy. También en mis tíos se daba cierta repetición de combinaciones de letras: JM para mujeres, JJ para varones. ¡Toda esa forma de nombrar me parecía tan extravagante y original!

En el año 1990 aproximadamente, llegó a mis manos un libro llamado «Recuerdos«, escrito por Digna Canobra Vásquez, hermana de mi abuela. Yo tenía 17 años, me encontraba recién saliendo del colegio, aprontándome a entrar a la universidad. En él, esta tía abuela desconocida para mí, relataba su historia familiar desde su infancia en la isla de Chiloé, pasando luego por Nueva Imperial, Temuco, Angol y Santiago. Anécdotas y atmósferas muy bien descritas, que me hicieron interesarme aún más en los secretos que el pasado nos podía develar.

Muchos años después, le pedí a mi tía Francisca Rivera que me escribiera algunos datos de mi línea paterna, y muy amablemente me armó un boceto de árbol genealógico en unas hojas de cuaderno. También contacté por correo electrónico a chilenos con apellido Canobra, que me aportaron muchas historias interesantes.

Con todos esos datos en mano, comencé a armar mi árbol genealógico alrededor del año 2000, en forma aficionada, en los escasos ratos libres que tenía. A partir de 2016 conocí grupos de personas que se dedican en forma profesional a los estudios genealógicos, y que utilizan herramientas o metodologías que están al alcance de todos, pero que no son tan sencillas de aprender. Armar árboles genealógicos es como buscar agujas en pajares.

Árbol genealógico

Con este blog quiero dar una mirada personal hacia la genealogía de mi familia más cercana, y ojalá comunicarme con personas que tengan apellidos comunes. Los datos expuestos la mayoría han sido confirmados a través de bibliografía o bases de datos públicas (se indicarán las fuentes en cada caso).