El maestro Arturo Juvenal Canobra Chávez nació el 01-09-1937 en Lautaro, Chile. Hijo de Pedro Antonio Canobra Díaz y de Ema Chávez Urrea.
Su padre, Pedro Canobra Díaz, fue un renombrado profesor de música, n.1897 en Achao, hijo de Manuel Canobra García y Tomasa Díaz Cárdenas {Ver ascendencia de Pedro Canobra aquí}. Ema Chávez Urrea nació en 1913, hija de José Amador Chávez Conejeros (fallecido en 1934 en Puerto Montt) y Celina Urrea. Luego de casados, Pedro y Ema se trasladan por motivos de trabajo, junto a José Hernán -su hijo mayor- desde Valdivia a Lautaro. donde nace Arturo Juvenal.
Pedro Canobra ejerció la docencia en la Escuela N°1 de Valdivia en 1927, la Escuela primaria de Los Ángeles, la Escuela anexa al Liceo de Hombres en Lautaro (ambas en 1937), en la escuela primaria y el Liceo de Hombres de Los Andes (1943), entre otras. En esa última ciudad colaboró como autor del Himno del Liceo Max Salas Marchán.
Residiendo en Los Andes, Pedro fallece aproximadamente en 1951. Luego, Ema fallece en 1957, con 44 años de edad en Santiago, cuando sus hijos aún eran jóvenes estudiantes.
Quienes conocieron a Juvenal Canobra concuerdan en que fue una persona excepcional, digna de elogios por su distintas aptitudes y espíritu creativo. Participó activamente en las Olimpiadas Universitarias que organizaba el Club Deportivo de la Universidad de Chile, formando parte del equipo de ajedrez de la escuela de Ingeniería.
Juvenal Canobra, apodado el Huérfano (sus padres murieron cuando él era muy joven), merece unas líneas aparte. Fue un sempiterno estudiante de Ingeniería, maestro de ajedrez, violinista, integrante del coro de la Universidad de Chile, uno de los tipos más talentosos y singulares de la época. Era asiduo de El Bosco, donde solo tomaba té, deleitaba con sus conocimientos de música e indescriptibles chascarros e ironías. Era capaz de identificar no solo lo que se estaba tocando en ese momento, sino quién era el ejecutante.»
– La historia fue otra: Memorias. Escrito por Carmen Hertz Cádiz, 2017.
Teillier había nacido en Lautaro, como su amigo –y nuestro amigo– el Huacho Canobra, ingeniero y ajedrecista notable. Juntos cantaron muchas veces el “Himno de los poetas de Lautaro”, que era una declaración de principios:“Los poetas de Lautaro son unos buenos muchachos, aunque tienen el defecto de ser un poco borrachos”.
Aunque el Huacho trasnochaba, cantaba, bailaba y tocaba el violín, tenía un defecto inverso al que declaraba: no bebía, que nadie es perfecto.– Bar Unión, donde el lomito es un poema de Teillier. Artículo escrito por César Fredes en el diario La Nación.
Participó en distintos torneos organizados por la Federación de Ajedrez entre los años 1959 a 1975, obteniendo el cuarto lugar el año 1968. Pero más que por su desempeño deportivo, fue muy reconocido porque escribió dos tomos del Manual de Ajedrez de editorial Quimantú (1972). Además, durante el año 1973 realizó un breve programa de televisión que se llamaba «Gánele al campeón«, que transmitía canal 7. El deporte del ajedrez tuvo un gran impulso como herramienta educativa durante el gobierno de la Unidad Popular.
Cientos de ajedrecistas lo han intentado y no han hecho más que exponer su personal visión de ellos mismos. Por ello, llegan sólo a quienes son como ellos mismos.
Canobra hace un intento más y, francamente, creo que con éxito. Y no por casualidad. Más que un ajedrecista, Canobra es un bohemio del Ajedrez. En él se mezclan la música, la pintura, la ciencia, la política, el amor, y esa mezcla, con alegría y seriedad, la vierte en el Tablero. Es un artista, y por eso llegará a todos. Cada quien se pondrá el sayo que le convenga y podrá enriquecerlo y desarrollarlo, porque Canobra no impone, suavemente inyecta el virus, en toda la enorme escala de su acción vivencial.– Sue Walsky, en el prólogo del Manual de Ajedrez de Juvenal Canobra, Tomo I (1972).
En el año 1968 contrae matrimonio en Santiago con Patricia Canales Nettle, nacida en 1943. La pareja y sus dos hijos, luego del golpe militar, emigran a Venezuela, donde Juvenal Canobra continúa vinculado al mundo del ajedrez. En ese país trabaja como director de la revista «Jaque Matte, ajedrez y algo más«. Una vez restablecida la democracia, la familia Canobra Chávez retorna a un Chile totalmente distinto al de antaño.
En septiembre de 2019, el maestro de generaciones fallece en la ciudad de Santiago, dejando un vacío entre quienes lo conocieron, y un legado inconmesurable hacia quienes seguirán aprendiendo de su pasión por el ajedrez.
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Una noche se le apareció la muerte al ajedrecista Juvenal Canobra, al pie del lecho.
Este, ni corto ni perezoso, le dijo:
— ¡Te ofrezco tablas!
* * *
En un torneo de ajedrez, al observar uno de los espectadores lo mal que jugaba uno de los participantes, comentó con un amigo:
— ¡Este jugador parece que hubiera vuelto a sus diez años de edad!
— No importa — le repuso el amigo—. Recuerda que D’Artagnan volvió a los veinte.
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– Extracto de la Revista nacional de cultura, página 253. Ministerio de Educación, 1978.
1 Comentario
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Leandro Díaz González
Buenos dias Estimada.
En primer lugar felicitarte por el trabajo que realizas, habla de una dedicación genuina.
Quería saber si tienes información de la Familia Díaz Hernandez? de Capitán Pastene, provincia de Malleco, R. Araucanía.
Acabo de ser papá de un varón así que el apellido Díaz, Dios mediante, continuara su travesía.